07/07/2025 10:11:59
Línea Verde
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El futuro que aguarda a los niños de ahora, y de manera especialmente sombría a aquellos que nacen en naciones de renta baja, se dibuja como un horizonte «sin precedentes», marcado por las consecuencias desproporcionadas de un cambio climático cuyas manifestaciones no han sido experimentadas por ninguna generación humana anterior. Esta es la contundente advertencia que emana de un reciente estudio conjunto de la Universidad Vrije de Bruselas (VUB) en Bélgica y la organización Save the Children, cuyos alarmantes detalles han sido publicados en la prestigiosa revista ‘Nature’.
En el escenario más optimista, aquel en el que la comunidad global logra contener el aumento de la temperatura media del planeta a 1,5 grados Celsius para finales de este siglo, tal como se estipula en el Acuerdo de París, aproximadamente el 52% de los niños nacidos en el año 2020, lo que equivale a unos 62 millones de personas, se enfrentarán a lo largo de sus vidas a una exposición sin parangón a devastadoras olas de calor.
Sin embargo, la perspectiva se torna mucho más sombría si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan su trayectoria ascendente, elevando la temperatura mundial en 2,7 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. En este escenario, una asombrosa cifra de cien millones de los 120 millones de niños nacidos en 2020, representando el 83% del total de esta generación, vivirán bajo condiciones climáticas inéditas en la historia de la humanidad. Y si el termómetro global supera los 3,5 grados Celsius de aumento, la proporción de niños expuestos a este futuro climático extremo ascenderá a un escalofriante 92%.
Estos niños, que hoy dan sus primeros pasos en el mundo, serán las víctimas directas de la intensificación de las olas de calor abrasadoras, la proliferación de malas cosechas que amenazarán su seguridad alimentaria, el aumento de la frecuencia e intensidad de las inundaciones, la furia de ciclones tropicales cada vez más poderosos, la extensión de sequías devastadoras y la propagación incontrolable de incendios forestales. Todas estas calamidades son las consecuencias directas de un calentamiento atmosférico continuo que la generación actual no ha podido, o no ha querido, frenar a tiempo.
El estudio subraya con crudeza la trascendental diferencia que existe entre lograr limitar el calentamiento global a 1,5 grados Celsius y permitir que alcance los 2,7 grados Celsius. Esta brecha, aparentemente pequeña en términos numéricos, se traduce en la posibilidad de evitar que 38 millones de niños se vean expuestos a olas de calor sin precedentes a lo largo de sus vidas. Esta cifra representa vidas que podrían salvarse de un futuro climático catastrófico con tan solo una acción decidida y urgente para reducir drásticamente el consumo de combustibles fósiles, la principal causa de este calentamiento antropogénico.
Los autores del informe explican que las consecuencias del calentamiento global no solo serán potencialmente mortales para estos niños, sino que también tendrán un impacto devastador en su salud física y mental. La alteración del clima dificultará drásticamente su acceso a alimentos nutritivos y a fuentes de agua potable seguras, y obligará al cierre frecuente de escuelas debido a eventos climáticos extremos, todo lo cual se conjugará para forzar a esta generación a «vivir una vida sin precedentes», marcada por la incertidumbre y la creciente vulnerabilidad.
Luke Grant, científico de la VUB y del Environment and Climate Change Canada (ECCC), y autor principal del informe, enfatiza la magnitud de esta ruptura con el pasado climático. «Vivir una vida sin precedentes significa que, sin el cambio climático antropogénico, uno tendría menos de una posibilidad entre 10.000 de experimentar tantos extremos climáticos a lo largo de su vida», señala, ilustrando la profunda alteración del patrón climático histórico que enfrentará la infancia actual.
El estudio, mediante la combinación de datos demográficos detallados y proyecciones de modelos climáticos de eventos extremos para cada rincón del planeta, calculó el porcentaje de cada generación nacida entre 1960 y 2020 que se enfrentará a una exposición sin precedentes a estos fenómenos climáticos extremos. Los resultados revelan una tendencia inequívoca: cuanto más joven es una persona, mayor es la probabilidad de que sufra las graves consecuencias del cambio climático a lo largo de su existencia.
Incluso en el escenario más optimista de un calentamiento limitado a 1,5 grados Celsius, el informe advierte que el 52% de los niños nacidos en 2020 estarán expuestos a olas de calor sin precedentes, una cifra alarmantemente superior al 16% de los nacidos en 1960. «Estabilizando nuestro clima en torno a 1,5 °C por encima de las temperaturas preindustriales, aproximadamente la mitad de los jóvenes de hoy estarán expuestos a un número sin precedentes de olas de calor a lo largo de su vida. En un escenario de 3,5 °C, más del 90% sufrirá esa exposición a lo largo de su vida», subraya Grant.
El informe detalla con precisión el impacto tangible de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5 grados Celsius en lugar de permitir que alcance los 2,7 grados Celsius: 38 millones de niños evitarían verse expuestos a olas de calor sin precedentes, 8 millones se librarían de la pérdida de cosechas, 5 millones evitarían las devastadoras consecuencias de inundaciones y ciclones tropicales, 2 millones no sufrirían la exposición a sequías prolongadas y 1,5 millones se salvarían de la amenaza de incendios forestales a lo largo de sus vidas. Estas cifras crudas ilustran la magnitud de la tragedia evitable que se cierne sobre la infancia actual.
El estudio también pone de manifiesto la profunda injusticia social inherente a la crisis climática y sus desproporcionadas repercusiones. «Los niños más vulnerables experimentan la peor escalada de los extremos climáticos. Con recursos y opciones de adaptación limitados, se enfrentan a riesgos desproporcionados», lamenta Wim Thiery, catedrático de Ciencias del Clima de la VUB y autor principal del estudio.
La directora general de Save The Children International, Inger Ashing, se suma a esta denuncia: «En todo el mundo, los niños se ven obligados a soportar el peso de una crisis de la que no son responsables. Calor peligroso que pone en peligro su salud y su aprendizaje; ciclones que azotan sus hogares y escuelas; sequías progresivas que marchitan las cosechas y reducen lo que hay en sus platos. En medio de este ritmo diario de desastres, los niños nos suplican que no nos desconectemos».
A pesar del sombrío panorama, la investigación ofrece un atisbo de esperanza, aunque condicionado a una acción inmediata y ambiciosa. «Esta investigación muestra que aún hay esperanza; pero sólo si actuamos de forma urgente y ambiciosa para limitar rápidamente el calentamiento de las temperaturas a 1,5 °C, y situar realmente a los niños en el centro de nuestra respuesta al cambio climático», advierte Ashing.
Finalmente, Thiery lanza un llamado urgente a la acción a los líderes mundiales: «Con unas emisiones globales que no dejan de aumentar y el planeta a solo 0,2ºC del umbral de los 1,5ºC, los líderes mundiales deben dar un paso adelante para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuir la carga climática sobre los jóvenes de hoy». La ventana de oportunidad para proteger a esta generación de un futuro climático sin precedentes se está cerrando rápidamente, y la inacción tendrá consecuencias catastróficas para los niños de hoy y para las generaciones venideras.
La entrada Los niños de hoy en el cambio climático de mañana se publicó primero en Ambientum Portal Lider Medioambiente.
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